El Producto Interno Bruto (PIB) es el indicador que mide el valor total de bienes y servicios producidos en un país durante un periodo determinado. Su crecimiento o contracción refleja el estado de la economía y puede influir en aspectos como empleo, inversión y estabilidad financiera.

En el último trimestre de 2024, la economía mexicana registró una caída del 0.6%, marcando su primera contracción en tres años, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Este retroceso fue impulsado por la caída del sector industrial (-1.6%) y del sector agrícola (-1.2%), aunque los servicios apenas crecieron un 0.1%.

El freno económico se da en un contexto de altos costos de financiamiento debido a tasas de interés elevadas, menor inversión pública y privada, y una desaceleración del comercio exterior. Especialistas advierten que si esta tendencia continúa en 2025, podría haber impactos negativos en el empleo y el consumo, afectando la estabilidad del país.

¿Es este un bache temporal o el inicio de un problema mayor? Mientras el gobierno minimiza la situación, analistas sugieren que se deben tomar medidas para estimular la inversión y la productividad antes de que la economía entre en una fase de recesión.